Bastate mi gracia



“Bástate mi gracia”. 2 Corintios 12:9

SI ninguna de nosotras fuera necesitada o atribulada, no conoceríamos ni la mitad de los consuelos de la divina gracia.

Cuando vemos al errante que no tiene donde reclinar su cabeza, pero aun puede decir: “Seguiré confiando en el Señor”; cuando vemos al pobre hambriento y sediento, pero que sin embargo se gloría en Jesús; cuando vemos a la desolada viuda sumida en la aflicción, pero que a pesar de eso conserva su fe en Cristo, *¡oh qué honor esa actitud significa para el Evangelio!*

La gracia de Dios queda demostrada y engrandecida en nuestras necesidades y pruebas. Cobramos ánimo bajo cualquier descorazonamiento, porque creemos que todas 
las cosas obran para nuestro bien, y que, de los males aparentes, una bendición real vendrá al fin; porque nuestro
Dios, o nos librará de las pruebas en seguida, o, con toda seguridad, nos sostendrá mientras estemos pasando por ellas. ¡Aleluya! Esto demuestra el poder de la gracia divina en nuestras vidas. 

Hay un faro en la mar; la noche es tranquila: yo no puedo, pues, decir si su construcción es sólida. La tempestad debe bramar en torno de él, y entonces sabré si permanecerá. Así es con la obra del Espíritu. Si no fuera muchas veces circundada con aguas tempestuosas, no conoceríamos si es verdadera y fuerte; si los vientos no soplaran sobre ella, no sabríamos cuán firme y segura es. Las obras maestras de Dios son aquellas mujeres que permanecen firmes e inconmovibles.

La mujer que quiera glorificar a su Dios debe tener presente que ha de encontrarse con muchas pruebas. Por lo tanto, valiente de Cristo; si tu vida fuere muy probada, regocíjate en ello, porque así mostrarás mejor la todopoderosa gracia de Dios. No pienses ni por un momento que él te pueda faltar; desecha tal pensamiento. El Dios que ha sido suficiente hasta ahora, lo será hasta el fin. 

Adaptado de las lecturas matutinas de Spurgeon 📝

Comentarios

Entradas más populares de este blog

pedazos de mi alma

Let Go, Let God

TE PRESTO MIS ZAPATOS